| ¡Buenos días!
Poco a poco, parece que el invierno va dejando entrever los días soleados que anuncian la próxima primavera, estación de emociones palpitantes.
Según vamos saliendo del letargo del frío, empiezan a surgir ideas que se han ido madurando, proyectos nuevos, relaciones que despiertan, sentimientos que nacen de dentro, y tal vez nuevas pasiones.
En ese proceso de despertar, de renacer, a veces se nos olvida que la vida es un juego, y nos ponemos serios, graves, tal vez porque estamos empezando a comprendernos por dentro, y conocerse a uno mismo parece un asunto serio.
Pero si lo piensas detenidamente, en realidad la vida nunca deja de ser un juego. Un juego en el que a veces ries, a veces lloras, a veces te enfadas, a veces bromeas, a veces compartes, y a veces te escondes.
Y en las relaciones sucede algo parecido, pues a cada momento vamos mostrando una cara diferente a los demás, una parte de nuestro ser, que muchas veces nos es reflejada por aquellos que la ven en nosotros.
A veces somos seres fuertes y orgullosos, y nos sentimos capaces de hacer cualquier cosa, y doblegamos a los demás con nuestra visión o nuestro poder.
Otras veces somos seres sensibles, frágiles, que necesitamos apoyo, ayuda, una mirada, una caricia, o simplemente saber que somos amados.
También mostramos la cara del amor compasivo, cuando abrazamos y sostenemos a aquella persona que lo necesita, acunándola desde nuestra parte más protectora y sensible.
Y en ocasiones, podemos necesitar mostrar una cara flexible, sumisa, que se doblega ante la vida y ante la fuerza, para aprender la lección de la humildad.
Cada una de las caras que tenemos es una parte de nosotros, pero ninguna es completamente nosotros. Porque cada uno de nosotros es el actor que juega a disfrazarse, que juega a ser todo aquello que le permite el guión.
Y cuando podemos soltar las limitaciones y dejarnos llevar, a veces descubrimos que la vida es pura diversión, cuando sabemos interpretar con amor tanto la risa como el llanto.
Y si un día te despiertas y te olvidas que estás en una gran obra de teatro, y te pones a llorar porque sufres, espero que pienses en tu sonrisa y recuerdes lo siguiente:
La risa y el llanto son sólo los mensajes de tu niño y tu niña interior, recordándote que has venido a vivir todos los papeles de la obra, para que no olvides que puedes sentir todas las emociones, sin dejar de disfrutar del juego de la vida.
Te deseo una semana maravillosa, llena de amor, significado y propósito.
Un afectuoso saludo,
Manuel
P.D.: Me encantaría leer tus preguntas, peticiones y aportaciones en mi blog o por correo. ¡Muchas gracias! |
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