viernes, 23 de octubre de 2009

10 formas geniales de desengancharse del futuro (parte1)

Éste es el primer post dedicado a Thomas Leonard, gran Coach de EEUU, del cual sus amigos dijeron al morir "Dios necesitaba un coach, y se ha llevado al mejor".

Voy a traducir (a mi manera) algunos de sus textos que tienen como título "Top 10 Ways to Unhook from the Future" que me parecen muy ilustrativos y sugerentes:

1- Abandonar las metas que seducen.
Todos tenemos cosas que queremos alcanzar o adquirir, y no hay nada malo en ello. Pero cuando este tipo de metas nos excitan hasta el punto que nos apasiona más el futuro que el dia de hoy, es fácil meterse en problemas. Tanto si es el objetivo casarse, conseguir un millón de dólares, cambiar el mundo o llegar a ser alguien, este tipo de metas pueden llevarnos a recorrer una senda seductora donde el futuro es mucho más interesante que el presente. Como resultado, pierdes el presente, que es donde se encuentran los auténticos regalos.

jueves, 8 de octubre de 2009

La autotrascendencia no es un retroceso al yo meramente ecológico

Estoy leyendo un libro fantástico, del que si puedo colgaré algunos fragmentos: "SEXO, ECOLOGIA, ESPIRITUALIDAD", de Ken Wilber. He aquí una cita suya de Schopenhauer:

"Cuando uno ya no está centrado en el Dónde, el Cuándo, el Por qué y el Para qué de las cosas, sino que está sólo en el Qué, y deja pasar todos los pensamientos abstractos, conceptos intelectuales y conciencia sobre ellas, entonces pone toda la fuerza del propio espíritu en el acto de percibir, se absorbe en él y permite que toda su conciencia se llene de una tranquila contemplación del objeto natural que está inmediatamente presente - sea un paisaje, un árbol, una piedra, un edificio, o cualquier otra cosa en absoluto; perdiéndose real y y totalmente en el objeto: olvidando la propia individualidad, la propia voluntad, y permaneciendo allí como puro sujeto, un espejo limpio del objeto- como si sólo el objeto estuviera presente, sin que nadie lo mirara, hasta el punto que uno no podría distinguir el observador del hecho de observar, [entonces] los dos se han vuelto uno..."

miércoles, 7 de octubre de 2009

LOS PECES, QUE BONITOS!

Ya se que tal vez no sea el post más profundo, pero estoy empezando, y no puedo resistirlo... ¿Habéis visto los peces de colores de la derecha? ¡Les tiras comida y van! Son como esas pequeñas cosas que hacen la vida un poco más bonita... :-)

martes, 6 de octubre de 2009

LA FELICIDAD NUNCA SE VA

  La felicidad no tiene contrapuesto porque nunca se pierde, puede estar oscurecida, pero nunca se va, porque tú eres felicidad. La felicidad es tu esencia, tu estado natural, y por ello, cuando algo se interpone la oscurece, y sufres por miedo a perderla.
 
Te sientes mal porque ansías aquello que eres.
 
Es el apego a las cosas que crees que te proporcionan felicidad,
es lo que te hace sufrir. No has de apegarte a ninguna cosa ni a ninguna persona ni aún a tu madre, porque el apego es miedo y el miedo es un impedimento para amar.
 
El responsable de tus enfados eres tú, pues aunque el otro haya provocado el conflicto, el apego y no el conflicto es lo que te hace sufrir.
 
Es el miedo a la imagen que el otro haya podido hacer de ti, miedo a perder su amor, miedo a tener que reconocer que es una imagen la que dices amar, y miedo a que la imagen de ti, la que tú sueñas que él tenga de ti, se rompa.
 
Todo tiempo es un impedimento para que al amor surja. Y el miedo no es algo innato sino aprendido. El miedo es provocado por lo que no existe. Tienes miedo porque te sientes amenazado por algo que ha registrado la memoria. Todo hecho que has vivido con angustias, por unas ideas que te metieron, queda registrado dentro de ti, y sale como alarma en cada situación que te lo recuerda.
 
No es la nueva situación la que le llena de inseguridad, sino el recuerdo de otras situaciones, que te contaron o que has vivido con una angustia que no has sabido resolver.
 
Si despiertas a esto, y puedes observarlo claramente, recordando su origen, el miedo no se volverá a producir, porque eliminarás el recuerdo.
 
Anthony de Mello