lunes, 28 de noviembre de 2011

Empieza el lunes con inspiración

"Hacer las preguntas adecuadas"

¡Buenos días!

Después de un fin de semana soleado en Madrid, amanece el lunes con el cielo azul despejado, es como recargarse de energía, ¿verdad?

A veces me da por pensar en lo diferentes que somos todos los que habitamos en este planeta, y al mismo tiempo la cantidad de cosas que nos unen.

¿Qué es lo que hace que unos estén alegres y otros tristes? ¿Por qué a veces parece todo tan lógico y ordenado, y otras parece un caos sin sentido? ¿Podemos encontrar respuestas a las grandes preguntas de esta nueva humanidad?

Parece que las preguntas nos invitan a pensar, y aunque hoy en día el pensamiento está cada vez más devaluado (parece que nos pasamos la vida con pensamientos que no tienen sentido, que nos llevan a círculos viciosos que no van a ninguna parte), he de reconocer que como elemento de comprensión profunda, el pensamiento a veces resulta de gran utilidad.

Por ejemplo, ¿has tenido alguna vez la sensación de que las cosas no iban bien en tu vida, y que no entendías por qué te estaba pasando algo difícil de superar? A mí me pasa constantemente, y aprecio que la vida venga con muchos retos que me hacen crecer y superarme, pero sólo he podido verlo así cuando he podido entender los mensajes que me estaba dando para conectar con mi camino.

Como soy de naturaleza preguntona, no he podido quitarme de la cabeza ese insistente "por qué", cada vez que me pasaba algo, y eso me ha hecho buscar muy profundo en mi interior, hasta llegar a numerosas respuestas. Es posible que vayan cambiando esas respuestas con el tiempo, como ha sucedido siempre, pero al menos me he dado cuenta de la importancia de hacer las preguntas adecuadas.

Y las preguntas adecuadas, si buscas vivir con autenticidad, son aquellas que te devuelven al lenguaje de tu verdadero ser. Ya sea escuchando los mensajes de tu cuerpo, o viéndote reflejado en el tipo de personas que te rodean, en el orden o desorden de tu casa, en cómo funcionan tus relaciones íntimas, puedes aprender mucho sobre quién eres.

¿Atraigo siempre el mismo tipo de relación? ¿Qué significa mi dolor lumbar repentino? ¿Cómo puedo ver con amor lo que está sucediendo en mi vida? ¿Qué mensaje me está dando la vida?

Me acuerdo de una vez que me enamoré de una chica, que no me correspondía, y que me recordaba a otras mujeres de mi vida con las que había sentido algo parecido. Y es curioso, porque cada vez que me intentaba decir mentalmente que ella no me interesaba tanto, se me tapaba la nariz, dándome el mensaje de que estaba bloqueando mis emociones reales. Y cuando me repetía interiormente: "está bien, ella me atrae de verdad, estoy enamorado", se me destapaba en un instante. Fué curioso comprobarlo decenas de veces.

El caso es que descubrí que lo que tenía que aprender era a expresar mis sentimientos con sinceridad, aceptando ser rechazado, o no correspondido. No fue inmediato, tardé un tiempo en aprenderlo, y mientras viví la ilusión del enamoramiento, pero cuando entendí por fin el mensaje y me expresé, el enamoramiento se desvaneció como por arte de magia, y en lugar de sentir frustración y rencor, me invadió un cálido sentimiento de amor hacia la otra persona, por ayudarme a liberar una parte de mí bloqueada.

Y según aparecen las respuestas, y ves que encajan en el contexto de tu propia vida, parece que se desvela un gran orden cósmico detrás, que no deja nada al azar.

Es posible que el secreto del bienestar sea aprender a hacer las preguntas adecuadas.

Esta tarde hablaremos en la charla sobre algunas de esas preguntas. Te deseo una semana maravillosa, llena de apoyo, desafíos y amor.

Un afectuoso saludo,

Manuel

Próximos eventos de Smilecoaching:
 

-Charla: El salto cuántico al SER III (HOY lunes 28-11-11, 19:00)
-En esta presentación del taller, podrás averiguar cómo mejorar esa relación que te descoloca mediante el Proceso de Colapso Cuántico, y sabrás el significado y la solución de algunos síntomas, como el dolor de espalda. Vente y compruébalo.

Lugar: Centro N&N. c/Almagro 2, Bº Izq.

-Taller: El Salto Cuántico al Ser (10 y 11 de diciembre)

Contacto: 
smile@smilecoaching.com
Teléfono: (+34) 679707625
www.smilecoaching.com


Si deseas dejar de recibir esta información, notifícanoslo a:  smile@smilecoaching.com


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domingo, 27 de noviembre de 2011

“Abrir tu corazón es detener el esfuerzo de cerrarlo”

Comparto este mensaje, que me ha parecido realmente profundo.

Manuel

toni Roberson
Toni Roberson (Gangaji), maestra espiritual
69 años. Nací en Texas. Casada dos veces, tengo una hija y cuatro nietos. Estoy licenciada en Literatura Inglesa, pero viajo por el mundo hablando con la gente. La libertad política te permite indagar libertades más profundas. Todos estamos conectados a través de la conciencia

Victor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amiguet
“Abrir tu corazón es detener el esfuerzo de cerrarlo”
15/10/2011 -
Foto: Kim Manresa
Períodico: La Vanguardia

Quietos
Se ha pasado media vida buscando la plenitud y dedica lo que le queda a divulgar un mensaje a través de su fundación y de sus libros: continuamente buscamos la satisfacción fuera de nosotros. Pero, paradójicamente, si nos detuviéramos, nos daríamos cuenta de que la tenemos y que viene de dentro de nosotros. Tens un diamant a la butxaca (Viena Edicions) profundiza en ese hallazgo que no requiere fórmulas: “No estoy en contra de la meditación y la práctica. Estoy en contra de separar la práctica meditativa de la vida. Todo el mundo trata de hacer algo para despertar: emprende retiros, prácticas… Para despertar no has de hacer nada porque tú no estás separado de lo que está despierto, eres eso”.

Era una niña bien con padres alcohólicos. Eso me producía tristeza y vergüenza.

Entiendo.
En ese contexto, a los seis años, tuve una experiencia que hoy sé que era de naturaleza espiritual, pero entonces me asusté mucho.


¿Qué le pasó?
Sentí que mi cuerpo desaparecía, corrí a contárselo a mi madre y me enviaron a un psiquiatra que me dio ansiolíticos. A los 20 años empecé a meditar y en aquel espacio controlado, cuando tenía esa sensación, no me asustaba, así que dejé las pastillas.


¿Qué andaba usted buscando?
Una vida convencional, una familia feliz. Yo sólo quería ser normal.

¿Lo consiguió?
Sí, me casé a los 23 años con un hombre maravilloso y tuvimos una hija. Era médico, un padre excelente y un buen amigo. Pero yo no era feliz. Me costó mucho hacerme responsable de mi felicidad.


¿Abandonó a su marido?
Sí, creía que tenía que haber algo más en la vida que un marido perfecto, el trabajo adecuado, posición social y una hermosa niña.


Ambiciosa.
En los años setenta me fui a San Francisco. Tuve muchos amantes y lo pasé bien. Pero seguía sintiéndome vacía. Empecé mi búsqueda espiritual e hice distintas terapias.


Proliferaban entonces los gurús.
Me senté frente a todos, pero la infelicidad persistía. Entre tanto conocí a mi actual marido, estudié acupuntura y monté una consulta que tuvo mucho éxito, pero seguía sintiendo que algo me faltaba. Nos mudamos a Hawái en busca de una vida sencilla.


Pero ¿qué le pasaba?
Por mucho que la buscara, no hallaba la paz.Nunca me había atraído el camino hindú, pero acabé en la India a los 48 años. Rogué por un maestro y encontré a Papaji. Enseguida supe que estaba en el lugar correcto.


¿Qué luz le encendió?
Me enseñó a parar de buscar. Yo siempre busqué respuestas fuera de mí. Comprendí que mi actividad mental giraba en torno a la búsqueda constante de un punto de referencia de quién y cómo era yo. Pero a medida que la actividad mental comenzó a disiparse, lo que quedaba era paz profunda.


¿Una paz que no era hija de ninguna estrategia?
Exacto. Yo intentaba escapar de una infancia desdichada, ese era el nombre que yo le daba al vacío que todos sufrimos. Hoy mi mente puede estar agitada, puedo estar triste o enfadada, pero sé que debajo está la plenitud del ser, y siempre estuvo ahí pero no le prestaba atención. Prestaba atención a las cosas que iban mal.


¿Dejó de buscar dentro y fuera?
Sí. Cuando paras de buscar, sea en el camino espiritual o en el material, te das cuenta de que lo que estás buscando ya está en ti. La detención de los pensamientos no es una práctica, simplemente es la oportunidad de ver que existe la opción de no seguirlos.


¿Y?
Cualquier cosa que pienses de ti mismo, simplemente detén ese pensamiento. Debajo de ese pensamiento hay una emoción. Si es un pensamiento negativo, la emoción es dolor. No importa, experimenta esa emoción. En ese estar dispuesto a no luchar contra ese dolor se descubre algo.


¿De qué tipo?
La tendencia es escapar, pero si te mantienes ahí, te abres, acabas descubriendo tu naturaleza, que es plenitud. Es duro, pero es muy simple y tiene que ver con reconocer la resistencia, porque resistiéndonos al dolor le añadimos sufrimiento.


El cotidiano ya es bastante duro como para añadirle un buceo en el dolor.
Si eres fiel a la verdad, puedes soportar cualquier cosa. Para mí decirme la verdad fue decirme “soy infeliz”. Durante 50 años me resistí, creí que un buen marido, una buena carrera, una familia… me darían la felicidad.


¿No se la dieron?
Sí, pero hay una felicidad más profunda que no depende del exterior. Yo tuve que dejar de decirme a mí misma qué es lo que me hacía infeliz para descubrirla.


Tú te dices “estoy vacío y triste”, ¿y sigues con tu vida?
No se trata de lo que te dices a ti mismo, sino de estar dispuesto por un momento a dejar de decirte cosas sobre ti mismo y descubrir qué es lo que hay que no necesita definición. Decimos cosas sobre cosas para controlarlas. Lo que yo propongo es abrir la mente dispuesto a descubrir lo que hay.


¿Es una actitud?
Sí, estar dispuesto es una actitud de inocencia adulta: ¿qué quiero realmente?… Yo te propongo un minuto al día de parar de luchar, de pretender alcanzar algo, de esconderte, y de una manera natural se da el descubrimiento, no lleva tiempo porque ya está aquí, en tu naturaleza, en tu interior, si estás dispuesta a no culpar a nadie más, ni siquiera a ti misma.


Lo complicado de lo sencillo.
No es que la gente no vaya a traicionarte. No es que no vayan a romperte el corazón una y otra vez. Abrirse a lo que está presente puede ser desgarrador. Pero deja que se te rompa el corazón porque, cuando así ocurre, el corazón sólo revela un núcleo de amor irrompible.


¿Qué entiende por abrir el corazón?
Abrir tu corazón significa detener el esfuerzo de cerrarlo.

viernes, 25 de noviembre de 2011

El Amor a la Vida y la Gratitud llevan a la Salud (Entrevista a John Demartini)


Artículo extraido de "Discovery Salud"
http://www.dsalud.com/index.php?pagina=articulo&c=1015



 









EL AMOR A LA VIDA Y LA GRATITUD LLEVAN A LA SALUD

El doctor John F. Demartini -autor del conocido libro “Dar gracias a la vida” y fundador de la Escuela para la Confluencia de la Sabiduría en Filosofía y Curación- estuvo en España para enseñar la manera de convertir cualquier situación angustiosa o estresante en una experiencia de aprendizaje capaz de proporcionarnos equilibrio y plenitud. Su trabajo va más allá de las técnicas de pensamiento positivo siendo sus herramientas fundamentales la gratitud a la vida y el amor incondicional. Hemos hablado con él.

Experto en curación, filosofía y motivación -además de quiropráctico, investigador y escritor-, John F. Demartini -nacido en Houston (Texas) hace 47 años- es creador del llamado “Proceso de colapso cuántico”, un interesante instrumento para la transformación personal que acaba de dar a conocer en España y que se basa en dos pilares fundamentales: la gratitud y el amor. Esta es la charla que mantuvimos con él.


-¿En qué consiste el “Proceso de colapso cuántico”?¿Cómo nació?

-Se trata de una metodología que he desarrollado a lo largo de más de veinte años de trabajo y que intenta que la persona sea consciente de aquellas percepciones desequilibradas que tiene sobre la realidad para que pueda así restablecer el equilibrio en su vida. La técnica, aparentemente sencilla aunque en realidad compleja y profunda, consiste en responder a una serie de preguntas personales que se entregan al participante en un extenso cuestionario en el que éste debe ir anotando las respuestas. Simple cuestión -en apariencia- que, sin embargo, lleva a la persona, cuando termina, a ver las dos caras de una situación, no sólo una, lo que generalmente despierta en él un sentimiento de gratitud por la vida. Y es que la mayoría de las veces, cuando sucede algo negativo, pensamos ¡Esto es terrible!... pero nos olvidamos de que siempre existe algo positivo en ese suceso. Pues bien, el “Proceso de colapso cuántico” o “Experiencia de descubrimiento” ayuda a identificar las partes positivas de las situaciones aparentemente solo negativas con el fin de recuperar el equilibrio y reparar los daños que esa experiencia puede causar, ya sean físicos –enfermedades- o psíquicos –daños emocionales-. Es una metodología aplicable a todo el mundo porque, independientemente de sus creencias, la persona encuentra la forma de resolver conflictos y abrir su corazón, de amarse a sí misma y a los que le rodean. Y eso proporciona salud física y mental.


-Parece, a priori, un proceso muy racional. ¿Cómo afecta a las emociones y al cuerpo físico?

-Al principio se empieza creando una lista de cosas –esto, efectivamente, es mental- pero a medida que se avanza en el proceso uno efectúa -sin apenas darse cuenta- un repaso de la propia biografía y de la escala de valores por la que nos regimos. Las emociones surgen entonces y, en la última fase, cuando se van equilibrando los aspectos contrapuestos, se accede a una auténtica experiencia espiritual. Podríamos decir que empieza con lo mental, sigue con lo emocional y pasa a lo físico y a lo espiritual, al corazón. De hecho, al terminar, brotan espontáneamente lágrimas de gratitud. Y no importa si se partía de un sentimiento de enfado, de resentimiento, de rabia, de no aceptación de una enfermedad o de haber sufrido una pérdida: al equilibrar la mente se puede observar el orden en las cosas que nos suceden y, cuando eso ocurre, brotan el amor y la gratitud de forma natural.


-Usted es quiropráctico. ¿Ha podido constatar si, como se afirma, a cada problema emocional negativo le corresponde una enfermedad o un daño físico determinado? Es decir, ¿sería posible la creación de una especie de mapa donde se vinculase la emoción con la disfunción física?

-Efectivamente, la relación mente-cuerpo está suficientemente demostrada. Estoy trabajando precisamente en un nuevo libro que resume mi experiencia en este tema tan fascinante. En él intento descodificar los mensajes del cuerpo para averiguar el significado de cada síntoma. Es decir, para saber si uno tiene dolor en las articulaciones, o tensiones, o contracturas, o determinadas enfermedades... qué significa eso en el ámbito psicológico y cuál es la solución. Creo que en el futuro los procesos de sanación implicarán más a la mente porque seremos conscientes de que el ser humano tiene dentro de sí la capacidad de transformar su cuerpo. Con el “Proceso de colapso” yo ayudo al cuerpo a equilibrarse y a sentir amor porque estoy convencido de que es el amor el que cura. Si tenemos el poder de generar enfermedades también tenemos el poder de curarlas. Y con el amor y la gratitud el sistema inmunológico mejora y el cuerpo se recupera. Es posible que “incurable” signifique, simplemente, “curable desde dentro”.


-Entonces, ¿qué peso da usted a la influencia de las tendencias genéticas en la aparición de una enfermedad? Porque alguien puede verse aquejado por una dolencia heredada genéticamente a pesar de su buena disposición mental...

-No cabe duda de que hay alteraciones genéticas que afectan a las proteínas y a otras estructuras de nuestro cuerpo en su funcionamiento pero hoy sabemos que existen enzimas que son reparadoras y están controladas por hormonas que están alteradas por emociones y éstas, a su vez, por las percepciones que tenemos. Por tanto, las percepciones afectan al sistema nervioso, éste a las hormonas y entonces tenemos sensaciones y emociones que afectan a las células y a los genes, y los reparan y cambian.


Sabemos que hay genes dominantes y otros recesivos. También en Psicología se aplican los mismos términos para definir a ciertas personas. Incluso Jung hablaba de una parte de la personalidad que conocemos y aceptamos -dominante- y otra que rechazamos –recesiva-. Estos dos aspectos afectan a los genes y, por tanto, si integramos ambos los genes cambiarán sus expresiones a través de las hormonas. No cabe duda de que la genética tiene un gran potencial pero nuestra mente, nuestras percepciones y emociones influyen en este caudal genético. Es posible que en el futuro trabajemos con rayos láser para alterar los genes pero también aprenderemos a utilizar nuestra mente concentrando su energía como si fuera un láser y modificar así la disposición genética.


-Jung identificó esa parte negativa de nuestra personalidad y la llamó “la sombra”. ¿Se trataría pues de reconciliarnos con ese aspecto de nosotros mismos, de amarlo?

-Tenemos dos aspectos, luz y sombra, que están perfectamente representados en la persona que se justifica y en la que se castiga. Hay una parte que nos gusta y otra que no nos gusta, la que admiramos y la que rechazamos. Pero si miramos con cuidado el lado que no nos gusta veremos que también nos sirve; es más, lo necesitamos. Y, por otra parte, el aspecto positivo nos puede inducir a engaños, a pensar que somos geniales, perfectos y que ya hemos llegado al fin, con lo que nuestro ego va creciendo y alejándose de la realidad. Necesitamos la parte negativa para recuperar el equilibrio porque los dos aspectos se nutren mutuamente. La luz y la oscuridad son necesarias y el amor es una combinación de ambas cosas. Cuando uno ama a otra persona hay momentos en que uno quiere que esté cerca y otros en los que desea que esté lejos.


Yo me dedico más a la integración. En el proceso de colapso yo enseño a las personas a encontrar la belleza y la enseñanza que le proporcionan los aspectos que consideraba negativos. Cuando uno empieza a aceptarse y amarse brotan lágrimas de comprensión y gratitud.

-Una buena parte de su trabajo se basa en técnicas de pensamiento positivo y afirmaciones. Hay escuelas que llevan funcionando con ello más de quince años como las de Louise Hay, Tony Robbins, Deepak Chopra... ¿Qué aporta usted de nuevo en este campo?


-Conozco a esas personas, he trabajado con ellas. Mire, lo que le decimos al mundo y a nosotros mismos tiene un impacto sobre nuestro cuerpo. Sería tonto no admitirlo. Cuando pensamos, decimos o vemos algo nuestras células vibran y la fisonomía cambia porque nos afectan las emociones y las hormonas. Estoy de acuerdo pues con esos terapeutas pero yo no me dedico sólo al pensamiento positivo. Uno puede estar deprimido y necesitar refuerzo positivo pero también si otro vive en permanente euforia necesita pensamientos realistas. Por tanto, yo me oriento más al pensamiento equilibrado porque si una persona que vive en negativo remonta su situación creándose fantasías o mitos tiene que equilibrar sus expectativas para hacerlas realizables porque si no, cuando no las alcance, volverá a deprimirse. No olvidemos que siempre hay dos aspectos que deben ser asumidos y aceptados. Buscar sólo lo positivo es un mito. Hay aspectos tanto positivos como negativos en nosotros y debemos aceptarlos como dispositivos que nos llevan al equilibrio. El magnetismo y el poder de atracción que tenemos aumenta cuando estamos en equilibrio. Y nuestra fisiología responde mejor a ese estado que cuando estamos eufóricos o deprimidos porque eso nos impide vivir el momento presente.


-¿Cuáles son, según su experiencia, las emociones que más daño hacen físicamente?

-Hay dos emociones primarias: el miedo y la culpa. El miedo es una emoción imaginaria que nos vincula con el futuro. Nos hace ver que en el futuro vamos a tener más cosas malas que buenas, más pérdidas que beneficios, más dolor que placer. La culpa es la suposición de que nos hemos causado a nosotros o a otros más pérdidas que ganancias, más dolor que placer. Estas suposiciones, imaginarias, tienden a exacerbar o disminuir la actividad de nuestro cuerpo, hiperactividad o hipoactividad, euforia o depresión, en definitiva.


Por ejemplo, todos sentimos temor ante una pérdida pero si nos diéramos cuenta de que no es tal sino una transformación –tal como sucede con la energía y la materia que se conservan en el tiempo y el espacio- tendríamos una nueva perspectiva. Un maestro, una persona sabia, busca la nueva forma en que aparecen las cosas y no siente miedo porque sabe que es fruto de un proceso de transformación y aprecia los beneficios de lo que aparenta ser un dolor, acepta el cambio como parte de la vida. Lo mismo pasa con la culpa. Muchas veces pensamos que hemos hecho daño a alguien y en realidad le hemos hecho un servicio. A veces creemos que hemos sido duros o crueles con una persona pero vemos que eso le ha servido para hacerse más independiente, que se ha fortalecido. Mientras estamos aprisionados por esas emociones –miedo y culpa- nuestro cuerpo pierde salud porque no estamos en orden. Y la pérdida de salud conlleva en sí misma una circunstancia de humildad.

En todas mis investigaciones sobre cuerpo y mente veo que la enfermedad es un mecanismo que intenta enseñar a la persona a buscar el amor y, cuando lo encuentra, el cuerpo se cura.


-¿Piensa usted que es necesario primero sanar las emociones para centrarnos después en el cuerpo físico?

-Depende de la agudeza y la urgencia de la enfermedad. Si alguien ha tenido un accidente y necesita puntos de sutura no se me ocurriría llevarle al psicólogo pero, una vez que los puntos y la gravedad están controlados, yo empezaría a trabajar en las razones que llevaron a esa persona a tener un accidente, en buscar los “por qué”. Mi experiencia me ha hecho darme cuenta de que detrás de cualquier percance siempre hay una lección que necesitamos aprender. Tenemos que darnos cuenta de que hay unas causas y esas producen unos efectos. Esto es muy importante porque sólo así dejaremos de sentirnos víctimas de las circunstancias. A veces es difícil encontrar la relación entre nuestros pensamientos y los resultados que cosechamos, pero ¡créame!: siempre la hay. Aprender eso nos lleva a curarnos más rápidamente. A veces uno se provoca accidentes para obtener atención o para sondear cosas ocultas en su vida. Yo estoy convencido de que la enfermedad siempre nos presta un servicio, que es una forma de despertar nuestro corazón, de activar nuestro amor. Los juicios internos crean heridas por fuera, no lo olvidemos.


-Usted habla de lo importante que es para la persona descubrir el propósito de su vida, saber para qué está aquí. ¿Cómo puede hacerse eso?

-En mi programa de descubrimiento dedicamos buena parte del tiempo a ello. Hay varias cosas que ayudan a una persona a descubrir su propósito, su misión en la vida.


Un primer paso es anotar las cosas que le gustaría hacer, ser y tener en los ámbitos espiritual, mental, profesional, financiero, social, familiar y físico. Una vez confeccionada esa larga lista hay que resumirla y sintetizarla en dos o tres párrafos. Hay que leerlos cada día y después hacer una nueva síntesis hasta que queda una sola frase. A lo largo del tiempo uno obtiene la claridad sobre lo que es realmente importante para él.

El segundo paso es observar y analizar un día de su vida: ¿cómo transcurre?, ¿cuáles son los valores que imperan? En esa escala el valor colocado en el lugar más alto será el objetivo principal de la vida.


El paso tres es mirar hacia atrás retrospectivamente -como si viera una película- y recordar las ocasiones en que asomaron lágrimas a sus ojos, lágrimas de inspiración, de amor o gratitud. Tomar nota de esos momentos y ver qué pasaba, en qué pensaba, cómo se sentía. Bucear en los recuerdos para anotar la letra de la música que le emociona, las palabras de un libro que han resonado en su interior, etc. Hacer una compilación de todo eso para darse cuenta de que la vida está marcada por esos instantes significativos que son los momentos de inspiración, de conexión con la parte más profunda del ser.


Por último, también puede imaginar que tiene una varita mágica con el poder de cambiar cualquier cosa que ud. desee y preguntarse: ¿a qué dedicaría mi vida?

Analizar todo eso y concluir que el propósito es ilimitado es la directriz, la columna vertebral que va a sostener nuestra vida; es un servicio que nos satisface realizar, que nos sentimos bien haciéndolo. Un objetivo, en cambio, es algo limitado en el tiempo y el espacio, es aquello que nos ayuda a ir cumpliendo el propósito. La misión es algo que surge del interior, del alma, y que resuena en el corazón.


-¿Tenemos límites?

-Claro que tenemos límites. Por ejemplo, estamos regidos por la ley de la gravedad y de la Física. Si saltamos desde lo alto de un edificio de veinte plantas nuestro cuerpo quedará destrozado. Tenemos indudables limitaciones físicas. Sin embargo, los límites de la mente -siempre que sean realizables por medio del cuerpo- son muy pocos. Si alguien muy bajito dice que quiere ser jugador de baloncesto tiene un hándicap: su escasa estatura. Y tendrá que enfrentarse a esa limitación para realizar su objetivo.


Pero cuando hablamos de mente e imaginación no hay límites. La mente está en un estado inmortal e ilimitado y, si está inspirada, puede ver e imaginar los rincones más lejanos del cielo y del mundo subatómico, puede llegar a la infinidad en ambas direcciones, el microuniverso y el macrouniverso. No obstante, cuando actúa a través del cuerpo tiene los límites del cuerpo y hay que ser realista con ellos. Ahora bien, los avances tecnológicos nos permiten hoy cosas que hace unos años eran impensables: cambiar la genética, insertar nuevos órganos... y conforme evolucione la tecnología veremos que los límites se irán difuminando cada vez más. Quizás dentro de 10.000 años cosas que hoy pensamos que son imposibles sean normales. Hace 100 años no podíamos volar, hoy hemos llegado a la luna, y algún día llegaremos más allá del Sistema Solar y viajaremos por la galaxia a la velocidad de la luz, quizás en una onda de luz en forma de conciencia. Cada generación tiene que darse cuenta de sus límites y trabajar sobre ellos. Por ejemplo, la prosa y la poesía necesitan puntuaciones, puntos, comas... es decir, límites; de lo contrario son letras, palabras sueltas sin sentido. Asimismo, nuestra vida tiene sentido si le fijamos límites realistas.


-Se habla mucho del perdón como herramienta de curación. ¿Lo utiliza en sus terapias y seminarios?

-En mi libro tengo un capítulo que dice que el perdón es una ilusión porque las cosas por las que pedimos perdón tendemos a repetirlas una y otra vez; las cosas por las que perdonamos a los demás tendemos a atraerlas una y otra vez. Hay un paso más allá del perdón, de decir que me has hecho daño, que has cometido un error... Creo que la verdad de la vida trasciende al perdón.


En el “Proceso de colapso cuántico” encuentro personas que sienten rabia contra su padre, su cónyuge, alguien del trabajo o, incluso, contra sí mismos o contra la enfermedad que padecen. Y siempre piensan que alguien les hizo daño o les trató mal. Cuando concluyen el proceso de colapso les pregunto: ¿Hay algo que perdonar? Se les escapa una lágrima y me dicen: No. Y continúo: Era una ilusión, ¿verdad? ¿Había un orden y una magnificencia en todo lo que ocurrió, después de todo...?, ¿Lo entiendes ahora? Pues ahora puedes amarlo, sentirte presente y seguro respecto a eso.


Cuando se llega a ese punto de comprensión el perdón no tiene sentido, es un paso más hacia el amor; luego, cuando llegamos al amor incondicional y verdadero, uno se da cuenta de que no hubo nada reprochable. Tengo experiencias de estas cada semana. La gente empieza con juicios, realizan una acción de perdón, llegan al amor y todo se disuelve. Escribí en mi libro un capítulo que se llama “Más allá de la culpa” y otro que se llama “Más allá del perdón” porque sé que hay una enseñanza más elevada que viene después y es la que yo quiero comunicar. La gente merece saber que no importa lo que haya o no haya hecho: siempre es digna de amor.


-¿En qué consiste la felicidad?

-En vez de usar el término felicidad, que viene contrapesado por la tristeza, yo utilizo la palabra realización, plenitud. La semi-plenitud está tanto en la tristeza como en la felicidad y la plenitud total está en el centro. En la vida hay momentos de felicidad y de tristeza, nadie puede negar eso. Yo no ayudo a buscar la felicidad. No es ese mi objetivo sino la plenitud, la realización en el amor. Si uno se fija objetivos no realistas se sentirá triste por no alcanzarlos. Pero esa tristeza le permite también modificar sus objetivos para sentirse realizado. Por tanto, la plenitud es abarcar, abrazar tanto la tristeza como la felicidad, los dos polos del imán. En una relación de amor hay momentos en que uno está feliz y otros en los que está triste y hay que aceptar ambos; de lo contrario, pensaremos que esa relación no sirve porque estaremos comparándola con los mitos que nos creamos sobre cómo debería ser el ideal. Sin embargo, esa relación sirve; aun cuando uno esté triste, sirve, sigue habiendo amor. He hablado con cientos de personas divorciadas y, aunque por fuera tenían rabia dentro de su corazón, seguían amando a la otra persona porque el amor es eterno. Tenemos que aprender que la felicidad y la tristeza son emociones transitorias, momentáneas, pero el amor y la realización son permanentes. La plenitud es la aceptación de las dos polaridades. Hablar de felicidad se presta a confusión. Por eso hablo de la realización de la plenitud, de la vida actualizada.


-Hábleme del amor incondicional.

-Cuando nació mi hijo yo le cogí en mis brazos y me brotaron lágrimas al ver aquel hermoso bebé recién nacido. Le amé sin temor, desde el corazón, en una expresión espiritual de amor. Eso es para mí el amor incondicional. Todos los padres, durante toda su vida, sentirán ese amor incondicional por sus hijos. Pero el padre asume “máscaras” de estar contento, triste, me gusta, no me gusta mi hijo, ha hecho esto bien, ha hecho esto mal. Esas “máscaras” cubren, tapan el amor incondicional de su corazón, pero a lo largo de toda su vida el padre sigue amando incondicionalmente a su hijo. El hijo también ama al padre profundamente, de la misma forma, aunque le rechace, le critique o se pelee con él. El amor incondicional seguirá estando ahí. Todos los padres esperan a que llegue el día en que su hijo le mire a los ojos y le diga: “Mamá (o papá) te quiero, te amo: eres mi madre (o mi padre). Gracias por todo lo que me diste.” Y cada día un hijo espera que su padre o madre le diga: “Hijo/a, te amo y estoy orgulloso/a de ti.”


Cuando yo tenía 17 años mi madre me dijo: “Tanto si te conviertes en un maestro espiritual, como pretendes, como si vuelves a la playa a hacer surf te vamos a querer de todas formas.”

Eso es amor incondicional y es la esencia mágica y curativa que todos merecemos recibir. Esa es la gran curación, el gran descubrimiento. Y lo tenemos en nuestros corazones esperando que lo dejemos salir. El Proceso de colapso cuántico quita las máscaras y permite descubrir el amor incondicional. Por eso brotan lágrimas de emoción. Ese es nuestro estado natural, lejos de los juicios: dejar que aflore el amor incondicional que late en nuestro interior.


María Pinar Merino

martes, 22 de noviembre de 2011

¿Te vienes este jueves 24 a mejorar tus relaciones conflictivas?

 

Algunas personas ya probaron en la anterior charla gratuita los beneficios de mejorar sus relaciones y de entender los mensajes que les da su cuerpo. Y todo, en menos de 2 horas.

Este jueves 24 repetiremos la experiencia, y me gustaría que nos acompañaras si así lo deseas.

- Probarás los pasos principales del Proceso de Colapso Cuántico.

- Aprenderás a interpretar algunos de tus principales síntomas.

- Te llevarás más confianza y claridad para tu día a día.

El Proceso de Colapso Cuántico es una innovadora técnica basada en una serie de preguntas, muy útil para llegar en poco tiempo a aceptar con amor aquello que no te gusta de otra persona y reconciliarte con ella.

Una de mis clientes, por ejemplo, consiguió en unas pocas horas mejorar la relación con su madre, con la que tenía desde hacía tiempo muchos roces y discusiones, a través de este proceso.

Como sólo tengo 10 plazas, te recomiendo que reserves cuanto antes enviándome tu nombre, apellidos y teléfono a: smile@smilecoaching.com.

Será a las 19:00 en el centro N&N (c/Almagro 2, Bº Izq. Metro Alonso Martínez). Si no puedes asistir este jueves, tienes otra oportunidad el lunes 28 de noviembre a las 19:00 en el mismo lugar, a la misma hora.

¡Ah! Y recuerda que no tiene ningún coste para ti o para las personas que desees invitar. 

¡Anímate!

Un afectuoso saludo,

Manuel

Charla gratuita: El Salto Cuántico al Ser II

Dia: 24 de noviembre
Hora: 19:00
Lugar: Centro N&N. c/Almagro 2, Bº Izq.

Contacto:  smile@smilecoaching.com
Teléfono: (+34) 679707625
www.smilecoaching.com


Si deseas dejar de recibir esta información, notifícanoslo a:  smile@smilecoaching.com


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lunes, 21 de noviembre de 2011

Empieza el lunes con inspiración

"¿Es siempre positivo ser positivo?"

¡Buenos días!

Nuevo lunes, nueva semana, nuevas posibilidades…

Hoy estaba pensando en las cosas que nos suceden cuando nos relacionamos con otras personas. Unas veces pasamos ratos fantásticos, llenos de diversión, placer y entretenimiento, tal vez hablando apasionadamente de aquello que nos interesa, y otras sentimos que algo no va bien con los demás, que no nos comprenden, que no nos valoran o simplemente que no nos aportan nada.

Y sin embargo, es curioso como todo depende del punto de vista con el que lo mires.

El mismo evento que un día te pareció maravilloso, si te paras a ver las desventajas que tuvo, te das cuenta de que quizás no fue tan maravilloso, y aquello que creíste que fue una desgracia, si lo revisas cuidadosamente ves que resultó ser toda una bendición.

Yo hace no mucho tiempo era un gran defensor del pensamiento positivo, y he podido comprobar los inmensos beneficios de dar la vuelta a un evento negativo utilizando mi mente y mis recursos. Pero también me he dado cuenta de que es imposible mantenerse en un estado de positividad permanente, pues en este universo, todo está equilibrado, y cuando aparece una partícula, siempre aparece su antipartícula para equilibrar, y lo mismo sucede con nuestras emociones.

Desde que conozco el Proceso de Colapso Cuántico del Dr. John Demartini mi perspectiva ha evolucionado mucho, y he descubierto que es tan práctico transformar una emoción negativa en amor, percibiendo lo positivo de la situación, como transformar un estado de euforia y atracción positiva en amor, buscando el lado negativo de aquello que nos produce tal fascinación, recuperando así el estado natural de presencia y gratitud que todos poseemos de base

John Demartini contó una anécdota en el cuso al que asistí en Londres, cuando decidió ser un maestro del pensamiento positivo, y se dio cuenta de que cuanto más positivo era hacia fuera, más negatividad llevaba a sus seres queridos y hacia sí mismo. Y comprobó que todos los grandes gurús del pensamiento positivo siempre tenían un lado negativo que lo compensaba, incluso llegó a contar las palabras positivas y negativas de sus libros, y ¡le daba siempre un 50%-50%!

Quizás sea bueno defender el pensamiento positivo, cuando nos ayuda a salir de la negatividad y volver al amor, pero cabría preguntarse, ¿es siempre positivo ser positivo?

Te deseo una semana maravillosa, llena de apoyo, desafíos y amor.

Un afectuoso saludo,

Manuel

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Charla: El salto cuántico al SER II (jueves 24-11-11, 19:00)
-En esta presentación del taller, podrás averiguar cómo mejorar esa relación que te descoloca, y sabrás el significado y la solución de algunos síntomas, como el dolor de espalda. Vente y compruébalo. Avisaremos del lugar definitivo poco antes de la charla.

Taller: El Salto Cuántico al Ser (10 y 11 de diciembre)

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Teléfono: (+34) 679707625
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lunes, 14 de noviembre de 2011

Empieza el lunes con inspiración

"Poner límites desde el Amor"

¡Buenos días!

Hoy, como cada lunes, elijo empezar el día con inspiración. Inspiro, espiro, inspiro espiro.

Es sólo una broma, pero es verdad. Cada inspiración de nuestros pulmones, nos invita a sentir la vida que flota en el aire, a aspirar cada segundo con intensidad.

Esta mañana me he acordado de una vez en la que mi cuerpo me hizo darme cuenta de algo importante. Tenía una relación con una persona, y me pidió algo que yo deseaba darle, pero no en ése momento, porque no estaba preparado.

Ante mi dificultad de expresar una negativa, le dije un tímido sí, que me hizo sentir confuso, pero me convencí de que realmente quería decirlo, porque en el fondo así era.

Lo curioso es que al día siguiente me desperté con un tremendo dolor de cuello, que me dolía cuando giraba la cabeza hacia los lados. Resulta que el dolor de cuello en ocasiones significa que no hemos querido afrontar algo que nos molesta, y nos dice de forma muy precisa si queríamos decir Sí o No. En mi caso, "me dolía decir No", así que en realidad eso era lo que quería hacer, pero me sentía culpable por ello.

Es interesante comprobar que nuestro cuerpo siempre nos devuelve al camino de nuestra propia verdad, y nos hace sinceros con el mundo. En cuanto expresé lo que tenía que expresar (el No), el dolor desapareció como por arte de magia. 

A veces querer ser amables nos conduce a dejar de escuchar nuestro corazón, y a veces la lección es aprender a poner límites, pero desde la amabilidad y el amor, pues un No también se puede decir con buenas palabras.

Te deseo una semana maravillosa, llena de apoyo, desafíos y amor.

Un afectuoso saludo,

Manuel

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Charla: El salto cuántico al SER I (viernes 18-11-11)
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miércoles, 9 de noviembre de 2011

Por qué quise nacer (Virginia Gawel)

Durante los primeros años de mi juventud sostenía para mis adentros que haber nacido en este planeta y en esta época sólo podía haberse tratado de un error. Tardé tiempo en comprender y en comprenderme: que sí había QUERIDO nacer, que no se trataba de un accidente, sino de un privilegio. Y el día en que vi, ya no se me cerraron los ojos a lo que había. Por eso hoy quiero convidarlo: para celebrar juntos tanto encuentro... Gracias por estar allí!

POR QUÉ QUISE NACER

Había la insolencia y el desprecio,
el átomo estallado, la matanza,
el hambre repartido entre millones,
la perversa inteligencia solapada.
Había la tortura y la violencia,
había la niñez asesinada,
la traición, el cinismo y la mentira,
hollando las simientes que brotaban...

Pero QUISE nacer, porque sabía
que también está el que enseña y el que sana,
el que cultiva la huerta verdecida,
el que nutre, el que ora y el que canta...
el que promete y cumple, el que acaricia,
el que celebra el sol cada mañana,
el que, en vez de cañones, fragua el bronce
para forjar pacíficas campanas.
Quise nacer para estar entre los simples,
los que creen en la Vida y la resguardan:
esa estirpe singular que, construyendo,
hace que valga la pena la llegada.

Y me sumé a sus trabajos cada día:
regué la huerta, forjé mi campana,
procuré hacer felices a los tristes
y dar cobijo a quien lo necesitaba.
Di mis brazos a la siembra y la vendimia,
canté canciones con los que cantaban,
cambié los paños frescos a las fiebres,
y amé con persistencia apasionada.

Y te encontré: tú que lees estas líneas.
Te encontré, -porque tú también estabas-,
y aunque no nos conocimos, trabajamos
tú y yo juntos, inocentes y entusiastas.
Donde sea que estuvieras laborando,
en cualquier nación, de cualquier raza,
en cualquier tarea que hayas hecho,
juntos bregamos para que el Bien ganara.
Con errores y aciertos, intentamos
sacralizar la faena cotidiana,
para que en medio de tanto apocalipsis
el gozo y la ternura se salvaran.

Por eso yo te amé, querido humano,
aunque no nos conocimos: porque amabas;
porque diste todo lo que tenías
para que la Belleza prosperara.
Porque, en vez de lamentarte de que el mundo
no fuera tal como tú lo esperabas,
remangaste tus brazos vigorosos
y luchaste para que mejorara.
Porque cuidaste a la Naturaleza,
porque amasaste para que el pan se horneara,
porque criaste niños, porque hiciste
alfarería con el barro de las charcas.
Porque, pudiendo muñirte de cañones,
elegiste forjarte una campana
y alentar con su son a los que bregan
por lo más noble de la especie humana.
Porque, quizás, vamos tejiendo redes,
sosteniendo un mundo nuevo con su trama,
y seamos simplemente parturientos
que pujan juntos para que ese mundo nazca.

Ya lo ves: no estás tan solo en la tarea...
Puja conmigo... Ríe, puja y canta...

Virginia Gawel (después de Esalen)
www.centrotranspersonal.com.ar
http://www.facebook.com/virginia.gawel

lunes, 7 de noviembre de 2011

Empieza el lunes con inspiración

"Decir adiós y seguir adelante"

¡Buenos días!

El sol ya sale más pronto, y se pone un poco antes, los días se hacen más cortos, y por el cielo azul pasean nubes blancas dibujando formas con la imaginación de un pintor universal, es noviembre...

A veces el otoño nos recuerda que todo viene, y que todo se va. Las flores, las hojas, el calor, las tardes largas y despreocupadas, en ropa ligera y con todo el tiempo por delante para disfrutar.

Y como hacen las estaciones, las relaciones a veces vienen, y a veces se van, y muchas veces nos dejan más preguntas que respuestas.

Cuando alguien se va de nuestra vida, sea por poco o mucho tiempo, a veces nos deja una sensación de paz, y otras de tristeza. A veces los sentimientos son más extremos, y a veces son una mezcla de todo.

Cuando la despedida deja tristeza, vacío, podemos elegir reaccionar, dejando salir nuestros impulsos, o estar presentes, tratando de ser lo que somos, pero sin adornos innecesarios. Sólo Ser, siendo conscientes de lo que somos, de si hemos dicho y hecho lo que deseabamos decir y hacer, de si podemos aprender algo de esta despedida, sintiendo nuestras emociones, sin sujetarlas, sólo ser.

Y este "sólo ser", nos permite integrar la experiencia, nos devuelve al centro, al equilibrio, al amor. Deja el corazón abierto para dar y recibir, sin miedo, sabiendo que todo al final es experiencia, que nos servirá para seguir creciendo en el amor. 

Y cuando vemos las hojas del otoño caer, podemos recordar que no es necesario apegarse a las cosas, ni a las personas, y que como las estaciones, todo vuelve a renacer, y aquello que es realmente importante, nunca se pierde. 

En cada despedida podemos seguir viendo equilibrio, podemos ver que nada se pierde, y que aquello que creemos perder, de repente se manifiesta en una forma que al principio no reconocemos, pero que al poco se desvela como mucho más beneficiosa para nosotros.

Y como dice una buena amiga, a veces (y seguramente siempre) debemos dar gracias por lo que hemos perdido, porque seguro que hay una buena razón para que suceda. 

Es posible que decir adiós y seguir adelante sea una buena forma de tomarse las despedidas de la vida.

Te deseo una semana maravillosa, llena de apoyo, desafíos y amor.

Un afectuoso saludo,

Manuel

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