lunes, 19 de noviembre de 2012

Empieza el lunes con inspiración


"Con la madurez del sabio y los ojos de la inocencia, el miedo y el terror se convierten en un juego de niños"

¡Buenos días!

La vida está llena de sorpresas, tal vez pienses como yo, a cada esquina que encuentras, si puedes mirar el mundo como un niño asombrado.

Pero, ¿cómo se mira el mundo así?

Ayer estuve en una obra de teatro con una buena amiga, y fue un momento especial.

Especial, porque entré en un mundo nuevo, un mundo diferente, un mundo donde lo establecido y lo estándar se rompía por todos los lados.

En una obra del género "actos intimos" de Santi Senso, pude ver el alma desnuda de una persona, que saca para sí y para los presentes los miedos más profundos, el terror, el manejo del poder, la vulnerabilidad, la inocencia, la autenticidad.

Pude ver cómo lo previsto y la improvisación se funden como en la vida misma, haciendo que las personas que asistían a la obra se removieran de sus asientos con el miedo y la duda de si lo que veían era real, si tenía sentido o no.

Agresividad, dominio, debilidad, sumisión. Son caras muy humanas, que mostramos según qué parte de nuestro Ser elijamos mostrar al mundo.

Pese a la cierta "dureza" del acto (y ese acto simboliza muchos "actos" animales, instintivos, de nuestra vida), pude elegir "creerme" el papel de espectador y caer en el miedo, o bien sentir que yo mismo estaba presente en la obra, como observador neutral.

Y me sentí como un niño, jugando.

Entendiendo, sintiendo, aprendiendo a poder ver el alma humana en acción.

Porque un niño no se pregunta si lo que ve tiene sentido, sólo lo vive. Y aprende.

Porque un niño no tiene un montón de experiencias pasadas sobre las que basarse para reaccionar a lo que ve.

Un niño siente, pero sin comprender lo que siente.

Y es que hay momentos en la vida en los que si te dejas llevar por la sorpresa, si no esperas nada, si observas, sientes y actúas como sientes, la vida te lleva suavemente a nuevas respuestas y aprendizajes.

Y la diferencia entre un niño y un adulto, es que el adulto puede usar su sabiduría para entender e interiorizar lo que el niño que habita en él está sintiendo.

Tal vez ayer conseguí mirar el mundo con los ojos de un niño, o tal vez el alma curtida que hay en mí pudo aportar la paz de la experiencia a la sorpresa juguetona de mi niño interior.

Había poder, había miedo, sí. Pero tal vez el miedo y el terror sean una fantasía, que hemos aceptado creer para poder jugar al juego de las emociones.

Y tal vez podemos dejarnos sorprender por la vida, pero sin tomarnos tan en serio los dramas que vemos, en nosotros y en los demás.

Al fin y al cabo, la vida es una obra de teatro.

Al fin y al cabo, cada segundo que tus ojos se asombran con la expresión del alma de otra persona, surge una chispa en tí que te invita a sacar la tuya e iluminar al mundo.

Que tus ojos puedan asombrarse hoy ante lo sencillo de la vida, y el niño y la niña que hay en ti pueda sonreír ante el drama de la vida.

Porque cuando miras el mundo con la madurez del sabio y los ojos de la inocencia, el miedo y el terror se convierten en un juego de niños.

Te deseo una semana maravillosa, llena de Amor, Plenitud y Sabiduría.

Un afectuoso saludo,

Manuel

P.D.: Puedes leer las entradas anteriores y escribir comentarios también en mi blog. Un abrazo fuerte.
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1 comentario:

Gon dijo...

Como siempre, grandísimo aporte el tuyo Manuel, gracias por seguir inspirándonos en esas palabras del lunes, que flotan y resuenan a verdad.