domingo, 1 de agosto de 2010

Agradecer primero, disfrutar después...

Quiero dar las gracias a mi amiga Lorena primero, por ser un ser amoroso y por inspirarme para escribir de nuevo, incluso cuando las cosas parece que se tuercen y cuesta sacar una sonrisa, ¡gracias!


Creo que las personas optimistas tienen algo que les permite sobreponerse a las vicisitudes de la vida más rápido, y creo que es porque son capaces de ver lo bueno dentro de lo malo, de sentir que a pesar de vivir los reveses de su entorno, todo está bien, y porque pueden dar las gracias por lo poco o mucho que tienen, aunque parezca que no tienen nada muchas veces.

Supongo que incluso las personas que tienen mucho en el terreno material a veces se sienten vacías, como si no tuvieran nada, o al menos faltara lo importante de verdad, como también hay quien tiene muy poco y se siente muy afortunado y agradecido.

Hay quien piensa que debe esperar a recibir para agradecer y para dar, y ya cada vez más creo que es mucho más beneficioso agradecer y dar primero, para luego recibir de la vida sus dones.

Ya lo dice "El Secreto", allí donde pones tus pensamientos y tu emoción, haces que se materialice algo en la realidad. Y si te sientes agradecido por lo que ves, es posible que la vida te traiga más razones para sentirte agradecido.

Vive, disfruta, siente la dicha y la tristeza, sé un maravilloso ser humano... y si puedes, da gracias por serlo, porque tienes una oportunidad única de vivir la vida de tus sueños.

Así te lo deseo, de corazón.

¡Gracias!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Le pedi a Manuel que hiciera una reflexión en el blog sobre el agradecimiento porque fue uno de los aspectos más positivos de mi proceso de coaching.
Dios mío, se me había olvidado dar las gracias!Pero no las gracias educadas y protocolarias de cuando te pasan la sal o te sujetan la puerta, me refiero al GRACIAS CON MAYUSCULAS!

Manuel me regalo para Navidad una piedra de cuarzo transparente que siempre llevo conmigo, haciendo alusión a una experiencia reflejada en el libro El Secreto. Esa piedra que me regalo era una piedra de la gratitud y no hay día que la coja en mi mano y sienta lo afortunada y agradecida que estoy por todo lo que tengo. Incluso un amigo, al hilo de contarle esto, me regalo dos piedras más. Una está en mi mesa de noche y otra en mi monedero. Ahora siempre que lo abro veo la piedra y doy gracias de que nunca me falta el dinero.

He vivido experiencias buenas, majas, sencillas, absurdas, mágicas…como todos. Pero ahora elijo vivirlas diferente. Doy gracias por vivirlas.

Lorena